miércoles, 15 de septiembre de 2010

15 de septiembre de 2010

Tierra antigua engarzada de colores
donde el cielo es un rosario
de cuentas translúcidas
y horizontes en tormenta

Huele a tiempo este aire
desgranado en soledades agridulces
aglomeradas entre los recuerdos,
fotos carcomidas por la sangre evaporada,
por los sueños incumplidos de tan vivos

Pero la estirpe sigue floreciendo
entre abrojos y cizaña,
se abre paso la carne surcando cicatrices,
y en la arena se dibujan huellas sobre huellas

                               un canto permanente se desdobla
                               y acompaña tiempos otros, en silencio

La marcha acompasada de los días
gotea en una urdimbre sin sosiego
como un alud violento que sin embargo
no alcanza, no marchita al viento

Estamos aún y somos otros,
ataviados en el terciopelo de la historia,
sosteniendo un manojo de holocaustos,
pero iluminados aún por soles primigenios.


María Vázquez Valdez