viernes, 27 de febrero de 2009

Se va
en gritos y en silencio
de noche y de día y sin asideros

Sin asideros se desboca y disminuye
en cascos de caballos despeñados
en la nada

Porque nada somos:
un olor furtivo en vientos de tormenta

Crías sin nido lanzadas a volar
y a caer
en el terror y el asombro
de sí mismas.