POLO NORTE
Desde aquí
la belleza
danza
en la opulencia de la soledad
Estepas heladas
donde la grandeza escribió
con grafía inaudita
mensajes blancos
en renglones que son arterias,
sinfonías que conocen bien
el significado de todo y siempre,
latidos inmaculados del planeta
musitando con una voz
efímera y
también
perpetua.
Estos signos
están aquí
mientras se fueron ya
hacia latitudes intocables.
Contienen el canto y el mensaje,
la luz y la luciérnaga,
el horizonte recostado
en todo su esplendor
como un gigante inalcanzable,
hijo de la tierra y el cielo
engendrado con cada vuelta
inseminada
del sol,
ciclo donde el tiempo ovula
como una mujer fértil,
fecundada.
Aquí el cielo se sienta a meditar
sobre la tierra más pulcra,
la más extrema,
la más jugosa,
enceguecida por resplandores
de brisas gélidas
y pezones nevados,
acariciados sutilmente
por una luz inmensa,