Se va
en gritos y en silencio
de noche y de día y sin asideros
Sin asideros se desboca y disminuye
en cascos de caballos despeñados
en la nada
Porque nada somos:
un olor furtivo en vientos de tormenta
Crías sin nido lanzadas a volar
y a caer
en el terror y el asombro
de sí mismas.
viernes, 27 de febrero de 2009
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