I. San Diego
Aséptico uniforme
todo encaja
todo en caja
Cuánta pulcritud
y cuánto espacio
monótona rima de colores
cápsulas intocables
insondables, se miran sin mirar
Casas que se ajustan a las reglas
rostros voces comida autos
que se ajustan a las reglas
II. Tijuana
Apresuradas casas
se amontonan en los cerros
colores brillantes
y paredes pobres y desnudas
Calles sucias y tristes
en la gran sala de espera
y desesperanza
de alcanzar el otro lado
Un gran prostíbulo sin hora
abre las fauces del alcohol y el sexo,
heroína sin héroes
picando al sol,
drogando al viento
III. La llaga
Un cerco y que no crucen. Revisen todos los autos, todos los rostros y los ojos. ¿Siguen cruzando? Construyamos un muro, no, tres muros hasta Texas, en la oscura era de Bush. Abramos más la llaga, que sangre y los ahogue, que no alcancen nuestros campos, que no invadan nuestro suelo. Esa llaga carcomida es de los pobres, los del sueño.
María Vázquez Valdez
domingo, 29 de agosto de 2010
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