lunes, 25 de octubre de 2010

EPIFANÍA

Crece la claridad
entre la bruma que se disipa,
como un gorrión entre tormentas
que se levanta,
                vela en la marea,
semilla minúscula
que contiene al mundo,
en espera ardiente
y en silencio.

Un latido musita sobre los goznes
empolvados de tantos días,
hoguera esperando el fuego.

Y el tambor anuncia el regreso
y el cuerpo vuelve a la sintonía
donde el ego se desplaza a una esquina
de la habitación
para que el plexo solar se abra
a la grandeza de la llama
que ondea como un corazón abierto.

Vuelve el sol al cuerpo,
fuego líquido que se esparce por las células,
revelación
             limpieza
curación   
para dar forma al viento,
dar voz, dar las claves
de los universos escondidos
                                     dentro
cerraduras hacia el vórtice
del que procede toda forma,
todo signo.

Vuelve el sol
para insertarse en su sitio,
magma con voluntad alta,
vuelo de claridad
entre la bruma que se disipa.

María Vázquez Valdez

1 comentario:

Gina Mira Montes dijo...

Como si todo aún
esperara a nacer. A través del zumbido
lastre del invierno. La sangre está corriendo en esta poesía... en el brillo de la memoria.

Agni gi <3