Una llamarada ondulante
levanta los huesos,
urna del corazón
para acercarlo al cielo
Espigas se abren en las manos
y los pies danzan
sobre el amor,
alrededor de él,
tesoro inaudito.
Todo surge en alabanza
hasta alcanzar los cálidos filamentos
de lo infinito.
María Vázquez Valdez
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