INVOCACIÓN
Al disiparse la tolvanera de este invierno,
cuando el cielo alcance claridad
y el frío se desmenuce
como polvo en el agua
Cuando los lagrimales ya agotados
permanezcan como pozos secos
y no haya soplos
que los humedezcan
En el paraje donde la garganta se distiende
como esfínter dispuesto
a murmurar claves de terciopelo
y salmos
Cuando al fin los intrincados matorrales
queden atrás,
las zarzas de los miedos
las espinas del recuerdo
En el talud donde todo termina al fin,
en la ausencia de caminos,
ingravidez absorta
que precede al nacimiento
Ahí donde todo comienza
ahí
estarás
al fin.
viernes, 3 de agosto de 2007
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