A partir de ahí caminamos poco más de una hora entre las montañas hasta llegar a unas pozas de agua donde nos zambullimos por primera vez: helada, por cierto, de ahí en adelante.
Lo primero fue esperar a que nos tocara el turno de bajar el primer rapel de 27 metros. Había más grupos situados en otros puntos, y Juan Carlos nos instaló en uno de los extremos. Comenzó el descenso.
Aquí todos tras el segundo rapel
No hay comentarios:
Publicar un comentario