martes, 11 de noviembre de 2008

AL OTRO LADO

PRESENTACIÓN
(Algunas palabras que compartí durante la presentación del libro de Al otro lado, editado por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación.)

Ser miembro del jurado semifinalista de este concurso sobre discriminación al que convocó el CONAPRED (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación) fue para mí una experiencia tan conmovedora como intensa. En tiempo récord mi tarea fue leer 104 cuentos que me llevaron de historias donde reina la impotencia, a relatos que son denuncias profundas a un entorno donde se reproduce la injusticia: la joven forzada por policías que ejercen un poder machista y repulsivo, el joven muerto en un entorno militar homófobo y terriblemente lleno de prejuicios o el niño que apenas sobrevive en un barrio lleno de pobreza y marginación; estos dos últimos incluidos en este libro: Al otro lado.

Al recordar todos esos escenarios nuevamente se me eriza la piel, cuestión que supongo que comparto con todos los jurados y con quienes se han acercado a esta antología que reúne atisbos a la injusticia. Recuerdo por ejemplo un cuento que no aparece aquí y que al parecer no fue calificado, pero al que quisiera remitirme ahora, ya que creo que concentra muchas temáticas que llevan a la raíz de todo esto: la discriminación de lo que es diferente, la marginación de la otredad, los oídos sordos al otro. En ese cuento hay una reunión a la que convoca uno de los personajes, con la plena conciencia de que habrá un enfrentamiento, pero la intención a final de cuentas es divertirse con ello. A esa convocatoria acude, si no recuerdo mal (pues lo leí hace ya varios meses) un discapacitado, una trabajadora doméstica, un homosexual, un hombre mayor, un desempleado, entre otros, que compartían un rasgo característico por el que eran discriminados. En resumidas cuentas, se da una serie de enfrentamientos entre ellos que culmina en la tragedia, pues unos se discriminaban a otros por razones distintas, y recuerdo que eso me hizo reflexionar en su momento acerca de que todo discriminador en cierto sentido es también discriminado, depende del cristal con que se mire, y que todo ello obedece en resumidas cuentas a la dificultad intrínseca de ponerse en los zapatos del otro y de ver más allá de las circunstancias inmediatas.

Enrique Dussel, en su Ética de la Liberación, analiza esta cuestión y nos habla a profundidad de la consideración del Otro. Sobre eso nos dice que “Hoy, en la periferia mundial, la mayoría de la humanidad “sufre” en sus “membranas” (en la mucosa estomacal el hambre, en la piel el frío, etc.) el efecto traumático de una estructura no-intencional ético-económica injusta”. Dussel nos dice que la negación de la vida se expresa en el sufrimiento de víctimas, de dominados, entre los cuales menciona al obrero, al indio, al esclavo africano o al explotado asiático del mundo colonial, a la corporalidad femenina, a la raza no blanca, a generaciones futuras que sufrirán en su corporalidad la destrucción ecológica, como viejos sin destino en la sociedad de consumo, niños abandonados de la calle, inmigrantes refugiados extranjeros, y nos sitúa también en los escenarios de la muerte, la miseria, la opresión de la corporalidad por el trabajo alienado, la represión del inconsciente y de la libido, en particular de la mujer, la falta de poder político de los sujetos ante las instituciones, la vigencia de valores invertidos, etc.

De todos estos escenarios de discriminación y de muchos otros trata este libro, y a partir de ello se multiplicaron las formas creativas de este concurso. Nos dice en el texto que presenta esta edición nuestro querido amigo Gilberto Rincón Gallardo, a quien aprovecho para recordar aquí, que “Seguramente, muchos de los relatos que se presentaron al concurso abrevan de la experiencia en primera persona de la discriminación; quizás en otros casos los autores fueron movidos por una profunda inconformidad respecto de la invisibilidad de las exclusiones y desigualdades que vulneran la calidad de vida en Iberoamérica”.

Y en efecto, seguramente el motor para estos casos expuestos es la experiencia de primera mano, y muy probablemente también estos cuentos son la concreción de lo que Rincón Gallardo concreta en una sola frase como el título de su texto: “Escribir para descubrir a la persona secreta que somos”.

En este sentido, este concurso tiene rutas alternas, pues por un lado, para los escritores fue una oportunidad de autoconocimiento y drenaje de experiencias propias, mientras que para los lectores resulta una oportunidad para descubrir los procesos discriminatorios de nuestras regiones.

Y es que este es un libro que concentra la fuerza y la determinación de ocho cuentos que se distinguen por su cuidadosa escritura y la potencia de sus temas que denuncian tanto como develan llagas; pero también es mucho más que una antología. Es una radiografía muy interesante de temas a nivel Iberoamericano que incluye, por ejemplo, la relación de autores que participaron por nacionalidad. Así, tenemos que los países con mayor índice de participación son México, con 142 autores, y Argentina, con 138, mientras que países como El Salvador y Panamá sólo tienen representación en un autor cada uno.

También tenemos que el rango de edad en el que se ubica la mayor parte de los escritores es de los 26 a los 44 años, y otra tabla con el número de participantes por tema según el tipo de discriminación, donde llama la atención que 104 cuentos se refieren a la discriminación por raza-etnia, 81 a la discriminación por género, 52 a la discriminación por apariencia, 48 tanto a la discriminación a personas con discapacidad como a migrantes, refugiados y xenobia, 62 a la discriminación por orientación sexual, mientras que a discriminación a personas con VIH sólo hay, curiosamente, nueve cuentos. Otra tabla incluso da cuenta del número de participantes por tema según tipo de discriminación y sexo, y está sumada en porcentajes. Es, pues, una radiografía muy interesante que reúne tanto temas como cifras sobre género, país, edades, etcétera.

La participación de escritores de países tan distintos y algunos tan distantes es una cuestión que hay que resaltar, tanto por la fuerza de la convocatoria como por la profusa participación.

Estas son sólo algunas razones por las que reitero mi gusto y agradecimiento por haber sido convocada, y espero que este sea el primero de muchos concursos por venir.

domingo, 9 de noviembre de 2008

ESTACIONES DEL ALBATROS

PRESENTACIÓN
El pasado jueves 6 de noviembre se presentó en mi tierra roja zacatecana el libro Estaciones del Albatros (Ediciones de Medianoche, 2008), en el patio de rectoría de la Universidad Autónoma de Zacatecas. Lamentablemente, obstáculos que no deberían ser infranqueables me impidieron asistir: la distancia, el exceso de trabajo y un accidente, cuestión que lamento mucho porque este libro representa muchas cosas para mí, y porque la presentación fue en mi terruño.

Aquí algunas palabras que envié a la presentación y que me hicieron favor de compartir mi hermano Jorge Alejandro Vázquez y mi amigo Juan José Macías, editor de estas colecciones:
Estaciones del albatros es en cierta forma un regreso a la reflexión, una cavilación sobre lo que la mente ha visitado y traducido en tinta y rutas por transitar; es un conjunto de visitas, de estaciones por las que me he detenido con curiosidad y luego las he transformado en palabras.

Estos renglones reúnen atisbos tan sólo, esbozos de acercamientos a la pintura, al cine, a la poesía. Aquí convergen las rutas alternas de Egon Schiele y David Lynch, distantes tanto en época como en cualidad de sus obras, pero que coinciden en búsquedas consistentes desarrolladas en contextos poco transitados hacia la expresión de lo vedado: en uno es la prohibición explícita de la época, en el otro es la incomprensión tácita del inconsciente.

La poesía es el núcleo medular de esta selección, y parte con la poesía palestina y su voz tan resquebrajada en la guerra como cimentada en el territorio. Luego confluyen aquí los pasos de Margaret Randall en la grieta portentosa del Gran Cañón y los cantos de Hadewijch de Amberes; y finalmente se reúnen los testimonios de los poetas Jerome Rothenberg y Pável Grushkó; uno estadounidense y el otro ruso, como dos polos que coinciden en una misma órbita: la traducción.

Publicados en distintos periódicos y revistas —de ahí su magro aparato bibliográfico—, estos textos coinciden con un colofón final: gozne para estas voces que son también objeto de asombro, pinceladas, momentos lúcidos que invocan la apertura del pensamiento a nuevos nacimientos, a un reencuentro entre los caminos andados y los umbrales nuevos.


Ciudad de México, Noviembre de 2008

sábado, 8 de noviembre de 2008

PRESENTACIÓN DEL LIBRO
AL OTRO LADO

Los invito a la presentación del libro Al otro lado. Relatos ganadores del Primer Concurso Iberoamericano de Cuento sobre Discriminación.
El evento se llevará a cabo en la Casa de las Humanidades de la UNAM, ubicada en Presidente Carranza 162, casi esquina con Tres Cruces, Coyoacán, a las 18:00 hrs., el próximo lunes 10 de noviembre.
El libro lo presentaremos algunos integrantes del jurado y miembros de CONAPRED, el Consejo que convocó al concurso:
Saúl Ibargoyen (jurado finalista)
Alejandro Palma (jurado semifinalista)
Victoria Santillana (ganadora con mención por México)
Arturo Cosme (Director editorial del Consejo)
José Luis Gutiérrez Espíndola (Director general adjunto del Consejo)
María Vázquez Valdez (jurado semifinalista)

lunes, 15 de septiembre de 2008

TOTEMS EN CAPILANO
VANCOUVER

martes, 26 de agosto de 2008


EXPOSICIÓN

VAGABUNDEO

CANAL 22


Invito a la exposición Vagabundeo del Canal 22,
donde participo con algunas imágenes, y que cumple ya un año.
La inauguración es el 29 de agosto a las 7.30 p.m.
Galería Encanta
Chihuahua 216 esq. Monterrey
Colonia Roma

Espero que nos veamos por ahí.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Feria del Libro Zacatecas 2008
El domingo 24 de agosto de 2008 presentaremos las revistas
Arcilla Roja (a las 16:00 horas)
y Alforja (a las 18:00 horas)

Presentaremos:
José Vicente Anaya
Israel Piña
Brenda Rodríguez
Jorge Vázquez Valdez
Carlos Velázquez
María Vázquez Valdez

Aquí un video sobre Zacatecas y esta Feria:
Festival Lenguas de América
2006
Aquí un pequeño video que me acaban de compartir de este festival en el que participé traduciendo a Margaret Randall
(ya viene el de este año, por cierto: altamente recomendable).
http://www.nacionmulticultural.unam.mx/Portal/Derecho/MULTIMEDIA/poesia/poesia.html

jueves, 14 de agosto de 2008

MATACANES
O CÓMO SALTAR DOCE METROS
(CON GRACIA SINGULAR)
AL AGUA HELADA

María Vázquez Valdez

Las referencias y comentarios previos amedrentaban, que ni qué: aventarse a más de 30 saltos de agua con alturas de hasta doce metros; caer desde más de seis metros en la oscuridad a ríos subterráneos; deslizarse por toboganes naturales y cascadas de diferentes longitudes, hacer rapel de hasta 27 metros de altura.

Caminar, gatear, subir y bajar, arrastrarse, aventarse, nadar, lidiar con piedras chiquitas y grandotas, resbalosas o rugosas; disfrutar de un paisaje impresionante durante doce horas de recorrido, nadar metros y metros en la semi oscuridad de cuevas y ríos subterráneos, junto a estalagmitas y estalactitas antiguas, en paredes que se antojan ancestrales, sabias, beber el agua pura de veneros. El resultado: fascinante e inolvidable. Así podría resumir el camino que emprendimos en el Cañón de Matacanes el sábado 9 de agosto.

Para situarnos, este cañón está ubicado en Santiago Nuevo León, al norte de México y forma parte del Parque Nacional Cumbres de Monterrey. El sitio es conocido desde hace más de veinte años, y se supone (según algunas versiones) que su nombre se deriva de algunas formaciones de las cuevas que, como estalactitas, surgen de arriba de las cavidades y tienen enormes diámetros por los que caen grandes cantidades de agua. El sitio está protegido como patrimonio, y según nuestro guía Juan Carlos (padre), de Regioaventura, es uno de los más importantes en el mundo para practicar este tipo de cañonismo en particular, aparte de un cañón en Francia y otro en Costa Rica.

Pues bien, nos guiaron tres expertos: los dos Juan Carlos (padre e hijo) y Ángel, que se lucieron por su profesionalismo a la hora de llevarnos por el cañón, pues se conocen el sitio, sobre todo Juan Carlos grande, palmo a palmo (“cuidado, ahí debajo del agua hay una gran piedra”, “por allá hay un tronco hundido”, “camina por aquí”, “esquiva esa parte”). Lo más impresionante es que además de que nos guiaron e hicieron gala de clavados diestros, a Juan Carlos hijo le dio tiempo de hacernos una serie larguísima de fotos, algunas de las cuales incluyo aquí.

Entremos pues en materia de agua helada: el recorrido inició la madrugada del sábado 9, pues nos citaron a las 4.30 a.m. fuera de Monterrey. Llegamos unos minutos después de la hora, ya todos estaban listos, y emprendimos la salida, que pronto se volvió camino de terracería y trechos pedregosos que de vez en vez tundieron el chasis de la camioneta.
Casi al amanecer llegamos al sitio de partida, donde nos dieron trajes de neopreno, chalecos, arneses y cascos. También algo ligero de desayunar. Nos cambiamos y he aquí el resultado: un equipo de trece (tres mujeres y diez hombres) y tres guías (uno de los cuales tomó la foto).

Todos al salir a la aventura

(Yo soy la única sin casco)

A partir de ahí caminamos poco más de una hora entre las montañas hasta llegar a unas pozas de agua donde nos zambullimos por primera vez: helada, por cierto, de ahí en adelante.
Lo primero fue esperar a que nos tocara el turno de bajar el primer rapel de 27 metros. Había más grupos situados en otros puntos, y Juan Carlos nos instaló en uno de los extremos. Comenzó el descenso.

Aquí todos tras el segundo rapel

Al llegar casi hasta abajo vino uno de los primeros clavados, luego nadar hasta la orilla y dar los primeros saltos, hasta llegar al segundo rapel, para bajar casi en la oscuridad, y volver a saltar y nadar hasta la orilla. ¡Qué frío al salir del agua!
Al parecer era la única que tenía ese nivel de frío, sólo explicable por la poca carne de mis 46 kilos, pues veía a los demás tan rozagantes cubiertos por su grasa corporal que no podía creer tal hipotermia, que por suerte se desvaneció al seguir avanzando a lo que Juan Carlos nos había dicho que era el verdadero Matacanes.

Y de ahí, a brincar y caer se ha dicho...

Jorge cayendo
Mi resbalón extraño por una de las bajadas


Uno de mis primeros brincos
Uno de los toboganes

El salto de la amistad

El río subterráneo nos recibió con lo que llaman el Salto de la Fe: una caída en la oscuridad de varios metros. No estoy segura de cuántos, me parece que son más de seis pero no estoy segura. Lo cierto es que ahí no se ve nada, sólo el casco pequeñísimo del compañero que se lanza antes que uno, lo cual indica que el tamaño del brinco será considerable.
Saltar en la oscuridad puede parecer tan fácil como difícil. Entre mis compañeros escuché varias versiones: lo disfruté mucho, fue terrorífico, me fascinó, no sentí nada. En un principio creí que me sería difícil, pero no fue así. Por un lado el no ver me ayudó a no sentir miedo, y por otro confiaba en mi cuerpo: salté a la oscuridad y caí en blandito. Es uno de los saltos que más me gustaron, y creo que es cierto: es el salto de la fe en uno mismo.
Luego avanzamos en la oscuridad por el río subterráneo, impresionante por su majestuosidad antigua y una carga de misterio que sitúa la pequeñez humana frente a lo inefable. Algo así sentí hace un año exactamente en el Gran Cañón: una mezcla de agradecimiento y veneración –una pequeñez enaltecida.

Creo que Juan Carlos tenía razón: había empezado el verdadero Matacanes, y al llegar al final del río subterráneo, cuando salimos todos a la luz en una especie de nacimiento y en silencio, sentí que ese grupo heterogéneo que no se conocía se cohesionó de alguna manera.

Aquí todos al bajar el segundo rapel y a punto de entrar al siguiente río subterráneo


Jorge, Luis y Ángel en el río

Saliendo a la luz

Los trece

Avanzando

Luego vinieron los saltos múltiples, los toboganes, las caídas.

Uno de mis primeros saltitos

Uno de los saltos de Ángel

Yo, de bajada

Jorge en pleno salto

De ahí alcanzamos la parte más intimidante de Matacanes: los grandes saltos. En el de seis metros nos dieron dos opciones más: ocho y diez. Sólo cinco del grupo optamos por los diez metros.

Pero a ver, expliquémonos: no es que me encante tirarme de las alturas a la menor oportunidad ni que ande buscando azoteas para brincar a lo Matrix, pero pensé que si saltaba diez metros, doce no me serían tan difíciles; además, uno de los compas me había dicho: lánzate, no sabes si volverás. Y entonces ya ni lo pensé, así que me lancé con los otros aventados. El resultado fue un poco doloroso, como se puede deducir de la foto que tomaron de mi avezado clavadito.

Aquí uno de los saltos de Juan Carlos


Mi saltito de diez

Qué tal esta caída

Mi caída en un tobogán

Luego llegó el temido doce que nos traía con los pelos de punta a tod@s. De ahí saltamos once de los trece compañeros, lo cual enorgulleció enormemente a los guías, que ya tenían rato diciendo que éramos un muy buen grupo: todos avanzando, aventándose, domando los miedos personales (si los había) o controlando el ansia de adrenalina en algunos casos. Que saltáramos once de trece era para ellos algo muy poco usual. Para mí, el de doce fue, en efecto, mucho más sencillo que el de diez. Para empezar caí mucho mejor, por lo que no me dolió tanto salva sea la parte, y me sentía mucho más confiada. Incluso me pareció menos alto que el de diez (there is no spoon).

Mi gracioso salto
Caigo, caigo
Entro al agua
(si no con gracia, al menos sin desgracia)

La caída de Jorge
Ya de ahí todo fue de bajada. Sentíamos que se habían cubierto las expectativas con creces y que no venían los retos terribles. Sí llegaron muchas caídas más, como una (que nos comentó Luis que no se animaba a saltar en una excursión anterior) de nueve metros en la semi oscuridad, pero todos saltamos sin problemas.
Luego otro río subterráneo de 45 metros, impresionante también, con caídas de agua, veneros, silencio.
Tratando (sin éxito) de detener el agua

Jorge, y más abajo ya de salida por el río subterráneo

Fuimos saliendo poco a poco, cada vez brincando menos, cada vez nadando menos y caminando más, hasta que dejamos por fin el agua. Después vino una caminata de una hora aproximadamente y luego a cambiarse y prepararnos para emprender el regreso. Ya todos con ropa seca recuperamos identidades, nos reconocimos sin cascos ni chalecos iguales. Anduvimos cerca de una hora de regreso en el camino rudo de terracería hasta que llegamos a un restaurante sencillo a devorar algo de comida. Ahí nos dijo Juan Carlos que a veces le llegan varios tipos de grupos: pésimos, buenos, muy buenos y hasta excelentes. Le pregunté cómo era nuestro grupo, me dijo que era excelente, lo cual nos mandó a todos con satisfacciones incrementadas, sobre todo porque aparte de un tobillo torcido de uno de los compañeros (nada grave) volvimos sanos y salvos. Y después a despedirnos.

Llegamos temprano a casa de Luis, según nos dijo su hermano al día siguiente: pensaba que llegaríamos alrededor de las nueve en estado lamentable, y nos vio salir de su casa a las ocho ya bañados y contentos rumbo a la pantalla Imax de Monterrey para ver Batman, a la función de las diez, con sus saltos altísimos e impresionantes, pero nada entrañables comparados con los que ya llevábamos (y llevamos) entre la piel y la memoria.

lunes, 11 de agosto de 2008

VANCOUVER
JULIO DE 2008
De viaje en Vancouver, del 19 al 27 de julio (con cumpleaños de por medio), dejo aquí estas fotos. La primera es de la Grouse Mountain, una montaña altísima desde la cual se ve Vancouver, y donde hay osos, cuervos, lobos, etc. La segunda es del centro de Vancouver, con el marcador del tiempo que falta para las Olimpiadas que se llevarán a cabo en Vancouver, y la última es de los fuegos artificiales, un concurso que se lleva a cabo cada año en la ciudad. Esta imagen es de los fuegos artificiales del 23 de julio, que comenzaron con música de Pink Floyd.




En el acuario de Vancouver viven estas medusas que son un elogio a la simetría y a los seres gráciles, ahí también encontré una ballena beluga recién nacida, leones marinos, tiburones, delfines, una gran tortuga, etc. Un lugar muy interesante.
La foto de enmedio es en Granville Island.

TÓTEMS EN VANCOUVER

Aquí algunos atisbos a la grandeza de los tótems en el norte del continente. La primera y la última son del Museo de Antropología de Vancouver, la de enmedio es de tótems que están en el Capilano, un puente colgante impresionante que conecta a una zona de más puentes entre árboles enormes.

viernes, 6 de junio de 2008

Poesía en Orizaba

Sábado 7 de junio
Museo de Arte de la Ciudad
Orizaba
19:00 horas

jueves, 13 de marzo de 2008

PRESENTACIÓN

Revista Arcilla Roja

Festival Cultural de Zacatecas

17 de marzo de 2008

Teatro Calderón

¡Ahí nos vemos!

martes, 26 de febrero de 2008

Bob Dylan
Martes 26
Auditorio Nacional
Delightful...

Ohh, yes, babe..., like a rolling stone...

How does it feel
How does it feel
To be without a home
Like a complete unknown
Like a rolling stone?

Once upon a time you dressed so fine
You threw the bums a dime in your prime, didn't you?
People'd call, say, "Beware doll, you're bound to fall"
You thought they were all kiddin' you
You used to laugh about
Everybody that was hangin' out
Now you don't talk so loud
Now you don't seem so proud
About having to be scrounging for your next meal.

How does it feel
How does it feel
To be without a home
Like a complete unknown
Like a rolling stone?


Princess on the steeple and all the pretty people
They're drinkin', thinkin' that they got it made
Exchanging all kinds of precious gifts and things
But you'd better lift your diamond ring, you'd better pawn it babe
You used to be so amused
At Napoleon in rags and the language that he used
Go to him now, he calls you, you can't refuse
When you got nothing, you got nothing to lose
You're invisible now, you got no secrets to conceal.

How does it feel
How does it feel
To be without a home
Like a complete unknown
Like a rolling stone?

domingo, 24 de febrero de 2008

PRESENTACIÓN DE LA REVISTA
ARCILLA ROJA

XXIX Feria del libro del Palacio de Minería
Ciudad de México

Domingo 24 de febrero de 2008

http://feria.mineria.unam.mx/edoinvitado.htm

martes, 12 de febrero de 2008

LA ESQUINA DE LATINOAMÉRICA

I

Metal oxidado junto al mar la mirada yerra
Junto a la sal con agua un muro de madera

Niños casi desnudos
buscan esperanzados allá lejos
un cielo distinto a este
que parece igual pero es el mismo

II

La zona roja por la noche es un burdel al descubierto

Mujeres de todas las edades enmascaradas
maquillaje turbio entre tanta noche
Bailan casi desnudas sobre pisos de madera
aferradas a un tubo que brilla
como la plataforma infame de sus zapatos

Ellos ponen billetes y rozan sus cuerpos
a punto de caer
desde los sitios ausentes
de la carne

III

Hay mujeres casi niñas
mujeres casi abuelas
entre los picaderos

morfina heroína mariguana

Niños de pieles oscuras amontonan sus sexos
en la ebullición alcohólica
de una luna casi llena

IV

Tijuana
un sutil diafragma de luces
me alcanza fugaz
en la estampida de rostros
que no miran más hacia el sur.


María Vázquez Valdez

domingo, 13 de enero de 2008

No debo buscar mi dignidad en el espacio, sino en el gobierno de mi pensamiento. No tendré más aunque posea mundos. Si fuera por el espacio, el universo me rodearía y se me tragaría como a un átomo; pero por el pensamiento yo abrazo al mundo.

Blaise Pascal, Pensées.